En el béisbol siempre ha habido robo de señas. Por eso los receptores ocultan sus dedos cuando dan las señas y por eso hay distintos juegos de señas que se usan cuando hay corredores en segunda base.
El problema es que, tal como dijo el comisionado Rob Manfred en un comunicado de 2017, “Las Regulaciones de las Grandes Ligas de Béisbol … prohíben el uso de equipos electrónicos durante los juegos y afirman que no se pueden usar dichos equipos con el propósito de robar carteles o transmitir información diseñada para darle una ventaja al Club”. Es decir, usted puede tratar de robar señas, pero no usando medios electrónicos.
En este caso, lo que aparentemente hicieron los Astros de Houston en la temporada de 2017 fue algo sencillo pero ilegal:
Una cámara ubicada en el jardín central enfocaba las señas del receptor opuesto, la imagen se veía en un monitor de televisión colocado en el pasillo que comunica el dugout y el clubhouse en el Minute Maid Park. Los empleados y jugadores del equipo observaban la pantalla durante el juego e intentaban decodificar las señas..
Cuando creían que habían descifrado las señales, golpeaban un bote de basura si el lanzamiento siguiente era curva o cambio. Si no sonaba el golpe, era recta.
Obviamente el sistema dependía de que el bateador oyera el golpe. Y en un juego de post temporada eso no es fácil por el ruido del público. Y menos cuando es un turno al bate importante.
El aporte de las redes sociales
El 12 noviembre de 2019, The Athletic publicó un artículo que acusaba a los Astros de Houston de robar señales electrónicamente, en concreto resaltaba el sonido de un golpe proveniente del dogout de los Astros cada vez que el receptor del equipo contrario le daba una señal a su pitcher.
Al leer el artículo, el internauta Jimmy O’Brien conocido mejor como Jomboy, comenzó a rastrear los archivos de MLB.TV. En sólo dos horas, O’Brien encontró una prueba y la tuiteó.
This is crazy. https://twitter.com/BlueJayHunter/status/1194975912275656704 …
ICYMI – This is the infamous garbage can banging noise from a Blue Jays and Astros game back in 2017. It’s very clear if you listen with headphones, too.