En un lapso de cinco meses, 1.100 hombres llegaron hasta la casa y el lugar de trabajo de Matthew Herrick esperando tener sexo con él.
Por eso, Herrick demandó a Grindr, la popular aplicación de citas para hombres homosexuales y bisexuales.
De acuerdo con la denuncia, Herrick, de 32 años, es víctima de un plan de venganza que se está manifestando en la plataforma de Grindr. Un exnovio de Herrick, que el denunciante asegura conoció a través de esa aplicación, supuestamente creó cuentas falsas, con fotos y detalles personales de Herrick, incluyendo datos falsos como que es VIH positivo.
Al parecer, su exnovio invitó a hombres al apartamento de Herrick y al restaurante donde trabaja. A veces, llegaron hasta 16 extraños en un día buscando a Herrick. En algunos casos, les dice que no se dejen disuadir si al principio Herrick se resiste, “como parte de un acuerdo sobre fantasías de abusos sexuales o juegos de roles”.
En la era de las redes sociales, el caso plantea importantes cuestionamientos sobre la suplantación de la identidad, la persecución y el acoso.
“¿Cuáles son las responsabilidades penales de Grindr?”, pregunta Aaron Mackey, investigador de asuntos jurídicos de Electronic Frontier Foundation. “¿Y cuáles son sus responsabilidades corporativas y éticas frente a sus usuarios, cuando saben que su plataforma está siendo abusada de esa manera?”.
Según Mackey, las respuestas tienen enormes consecuencias.
Como en muchas otras denuncias contra plataformas tecnológicas, en el caso de Grindr está en juego la Sección 230 de la Ley de Decencia en las Comunicaciones de 1996. Se trata de una protección legal única que les da una amplia inmunidad a las compañías online, para que no puedan ser declaradas responsables por el contenido generado por sus usuarios. Se supone que las compañías actúan de buena fe para proteger a sus usuarios.
En el 2015, Grindr usó la Ley de Decencia en las Comunicaciones para ganar otro caso. En ese entonces, la plataforma no fue hallada responsable en una demanda interpuesta por un hombre que fue arrestado por tener un encuentro sexual con un menor que conoció a través de la aplicación.
Pero en el caso de Herrick, los abogados defensores Carrie Goldberg y Tor Ekeland se están apoyando en leyes distintas. Alegan que hubo responsabilidad del producto, fraude y prácticas comerciales engañosas.
“Buena parte de nuestro trabajo es encontrar las grietas y agujeros de la Sección 230”, dice Goldberg, conocida por tomar casos sobre intimidad sexual y porno vengativo. “Las empresas no merecen protecciones especiales cuando su producto es peligroso y la Sección 230 no las protege en esos casos”.
Según la demanda, ha habido más de 100 denuncias de perfiles falsos en la aplicación, pero solo han recibido respuestas genéricas de Grindr como “Gracias por su reporte”, por ejemplo.
Los términos del servicio de Grindr afirman que no permite las cuentas en las que se suplanta la identidad, pero no queda claro si Grindr es capaz de eliminar esas cuentas.
En una declaración, Grindr afirmó que está “comprometido con la creación de un ambiente seguro a través de herramientas de detección digitales y humanas” y dijo que “aunque estamos mejorando de manera constante en este proceso, es importante recordar que Grindr es una plataforma abierta. Grindr coopera con las autoridades regularmente y no tolera el comportamiento abusivo o violento”.
La demanda original en contra de Grindr dice que la aplicación Scruff, que presuntamente el exnovio de Herrick también usaba para crear perfiles falsos, sí pudo eliminar esos perfiles y prohibir las direcciones IP desde las que fueron creados.
CNNTech se contactó con el exnovio de Herrick, quien negó que creara cuentas falsas pero rechazó hacer más comentarios sobre el tema.