Cerrando una presencia de 30 años en el continente, Telefónica en 2019 ya ha salido de varios países latinoamericanos: Costa Rica, Panamá, Nicaragua, Guatemala y El Salvador. En octubre anunció que estaba estudiando salir de Perú, en medio de un momento de gran inestabilidad política en el país.
Inestabilidad que se repite en Argentina, Chile y Colombia, eso sin no tomamos en cuenta e caso extremo que es Venezuela.
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Por eso es que realmente no sorprende cuando, el pasado 27 noviembre de 2019, en un comunicado que envió a todas las filiales y una conferencia transmitida vía streaming, el presidente ejecutivo de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, anunció la venta de todas las operaciones en Latinoamérica para concentrar sus negocios en España, Alemania, Reino Unido y Brasil.
Realmente hablo de un “spin-off operativo de Hispanoamérica” y redefinición del centro corporativo.
Spin off es sinónimo de separación; es la creación de empresa a partir de otra mediante la separación de una división subsidiaria o departamento de la empresa para convertirse en una empresa por sí misma. Es decir, las subsidiarias de Telefónica en latinoamérica (excepto Brasil) se van a convertir en empresas independientes, Telefónica se va a separar de esas operaciones.
“Nuestras operaciones en Hispanoamérica eran hasta hace unos años el motor de crecimiento de la compañía. Sin embargo, las condiciones particulares en estos mercados han impactado en la evolución de nuestros negocios, mermando su contribución en los últimos años por distintos motivos (entorno macro y regulatorio, mayor presión competitiva, una escala insuficiente o la volatilidad de las divisas), a pesar de los enormes esfuerzos de los equipos locales, que siempre han mostrado un fuerte compromiso”, explicó el presidente ejecutivo de la compañía.
¿Qué pasó en Latinoamérica?
Los peores casos son Venezuela y Argentina.
Antes que nada, el caso Venezuela. En 2008 Movistar facturaba casi 3.000 millones de euros. 11 años después esta cifra se ha reducido hasta los 18 millones de euros. Una debacle del 99,4%. Es decir, Venezuela para Telefónica es una carga. Ese nivel de facturación hace inviable la empresa en el corto plazo.
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En el caso de Argentina, en el año 2008, facturaban de 2.627 millones de euros, y en 2018 2.315 millones de euros (-12%). Los vaivenes políticos en la región también castigan su economía. Y ahora regresa un gobierno de corte populista.
Tampoco parecen interesantes en términos de ingresos para Telefónica sus filiales de Colombia y México. Aportan al grupo 1.468 millones de euros y 1.175 millones de euros respectivamente.